Áreas Básicas de la Psicología Positiva

Es de vital importancia que el estudiante se concientice que posee una facultad mental que puede ser direccionada a realizar lo que desee, así como potencializada al ejercitarla de acuerdo a su paciencia, disciplina y perseverancia, logrando de esta forma alcanzar lo que se proponga. La Psicología Positiva es una rama de la Psicología que nos permite abordar “la ciencia de la mente, y concierne a la consideración de los estados mentales y de los actos que resultan de ellos. Tal como un hombre piensa, así es. Tal como un hombre piensa, así obra. Los pensamientos toman forma en acción, sea en acción positiva o en la represión de esta misma acción. El Éxito se define como un favorable o próspero resultado o determinación de cualquier tentativa” (Atkinson, s.f., p. 3).

Por lo antes mencionado, a continuación se exponen las áreas básicas que componen la Psicología Positiva:

1. Estudio de las emociones positivas. Las emociones positivas como el amor o la gratitud, generan una sensación placentera, frente a emociones negativas que causan desazón. Las emociones positivas crean efectos en el funcionamiento psicológico como: aumento de la creatividad, capacidad para resolver problemas y sobreponerse a situaciones difíciles.

2. Estudio de las fortalezas humanas. Hace referencia a algunas características de personalidad valiosas como la sabiduría o la capacidad para trabajar en equipo, las cuales se consideran como fortalezas del carácter, estas potencializan diversas habilidades y comportamientos. (Ver cuestionario VIA adjunto).

3. Estudio del bienestar. El ideal habitual de las personas es tener salud mental y física, lo cual conlleva a la tan anhelada felicidad, trascendiendo en la estabilidad personal, familiar, laboral y por ende a las demás esferas que lo rodean. Según el modelo de bienestar de Ryff, (1989, citado en Hervás, 2009, p. 33) plantea seis dimensiones básicas: autoaceptación, relaciones positivas, autonomía, dominio del entorno, propósito en la vida y crecimiento personal. “Hay que destacar que este modelo es de gran utilidad si se usa no sólo como indicador del desarrollo individual, sino como un marco para evaluar la calidad de personas, relaciones o contextos” (Hervás, 2009, p. 33).

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